Sin duda el edificio más emblemático de la ciudad, en un principio no estaba considerada su construcción al estar la diócesis en Tlaxcala. Sin embargo, al cambiarse la sede se comenzó a construir tardando siglos en terminarse, sólo entre las dos torres hay 90 años de diferencia, data de 1678 la norte y 1768 la sur. El interior también está lleno de joyas como el Altar Mayor, considerado una obra maestra del país y diseñado por Manuel Tolsá.
Centro Histórico
Rodeada de tres volcanes, Puebla fue fundada en 1531 como una villa exclusiva de españoles entre México y Veracruz. Cuando caminas por sus angostas calles empedradas observando las fachadas combinadas con ladrillos y azulejos, comprenderás la importancia de la ciudad. Sumando más 2,619 monumentos entre religiosos y civiles, te quedarás boquiabierto cuando a cada paso que des te encuentres con una joya arquitectónica.
La Calle de los Dulces
Si quieres saber más de la gastronomía poblana, estás en busca de un regalito o tienes debilidad por los dulces, dirígete a esta calle en donde tendrás problemas para elegir sólo unos cuantos de la gran variedad que se te presentarán en sus más de 40 tiendas. Entre cocadas, borrachitos, gaznates, tortitas, jamoncillos y más, te verás. También se le conoce como la calle de Santa Clara porque ahí estaba el convento de las monjas clarisas.
Barrio del Artista
Surge como tal en 1941 gracias al maestro José Márquez Figueroa que enseñaba clase de paisaje al aire libre en la Antigua Academia de Bellas Artes. Desde que se fundó a la plaza llega mucho turismo y se desarrolla mucho el arte, llegando incluso a admirar el movimiento Desiderio Hernández, Julieta Sarmiento, Aguirre Beltrán y más. Con más de 45 talleres puedes ver a varios artistas elaborando frente a ti su obra y cada 15 días hay exposiciones.
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